lunes, 15 de junio de 2020

Misoginia y STEAM, una experiencia personal.


Compartieron en un chat de Exalumnos la página de Denuncias Instituto Oriente (IO) en Instagram. Asuntos de acoso y abuso muy serios. Quisiera aportar desde lo que yo conozco bien.

Es importante resaltar que se trata de un ejercicio de reflexión de valorar los acontecimientos y convencernos de que no es correcto, no debieron ni deben suceder este tipo de situaciones en el Colegio. Afortunadamente los tiempos cambian y situaciones que antes eran “toleradas”, no deben serlo más. Ojalá el IO y su comunidad, que recuerdo con tanto cariño, con sus lemas Militia est vita y Ser para los demás y todas las grandes enseñanzas y experiencias que vivimos con la mayoría de su personal docente y las largas y queridas amistades que hoy me acompañan, sepamos enfrentar estos problemas que se han denunciado.

¿Para qué denunciar a El Capi tantos años después? Porque aún resuenan esas ideas de que las mujeres no servimos para lo que conocemos como STEAM (Science, Technology, Engineering and Mathematics). Muchas personas están convencidas de que el género es determinante para entender lo abstracto. Completamente equivocada esta idea. Y no es solo quejarse. Es proponer. El Instituto Oriente debe contratar personas preparadas que puedan enseñar estas materias en todos los niveles. Necesitamos más mujeres en STEAM, nuestro país no se puede dar el lujo de desperdiciar la mitad del talento de su población. 

Nadie entre los excompañeros conoce mejor la situación de discriminación a la que nos enfrentamos las mujeres en mi Generación porque soy la única doctora en Matemáticas y una de las ocho “valientes” que escogimos el área de Especialización en Ingeniería en el último año del CCH. Si mi memoria no me falla, la generación anterior de Ingeniería tenía cero mujeres; la anterior una mujer. Y todas tuvimos que soportar las leperadas de El Capi.

Tengo varios recuerdos de él pero voy a mencionar tres:

1. La práctica de conectar focos en serie y en paralelo.
Contexto: Llevamos al laboratorio tablas, alambre, soldadura y focos para hacer conexiones en serie y en paralelo. El Capi hacía agujeros con un taladro en la madera para meter los tornillos que fijaban los alambres. Cuando terminábamos el trabajo pasábamos a revisión y el ritual era el siguiente:
- ¿Sirve para la guerra? - preguntaba El Capi.
El alumno balbuceaba algo y El Capi aventaba la tabla, los alambres se salían y se rompía.
Todo esto era muy gracioso para los que estábamos en clase, menos para el alumno, o al menos su cara no era de alguien que la estuviera pasando bien. Pero esto “nos hacía crecer” dice una generación que sufre de alcoholismo, depresión, ansiedad y ataques de pánico.
Aquí va mi historia: me formé en la fila para que hiciera los agujeros en mi tabla y cuando llegó mi turno me ignoró. Me hizo a un lado. Tomó la siguiente tabla y luego la siguiente y la siguiente, sin decirme nada. Me fui a mi lugar y metí los tornillos en la madera sin la guía del taladro. Me salieron ámpulas en las manos del roce con el desarmador y del esfuerzo. Esos tornillos entraron con todo mi coraje e indignación ante lo que me acababa de ocurrir. Cuando llegó el tiempo de la revisión, me preguntó, ¿sirve para la guerra? Y yo solo me lo quedé viendo fijamente. Agarró mi tabla y trataba de zafar los alambres a propósito con sus manos con fuerza pero los tornillos resistían. Porque habían entrado en la madera sin guía, estaban súper bien agarrados, así que sí servía para la guerra porque él no me había ayudado.

2. Problema de caída libre de un cuerpo desde una altura h lanzado con una velocidad inicial v.
Esto puede ser un poco técnico, pero si uno resuelve la ecuación a(t) =-9.8 m/s², obtiene una ecuación de segundo grado para la posición d(t). Por lo que la ecuación d(t)=0 tiene dos soluciones para t y uno de los tiempos suele ser negativo. Y yo me dí cuenta que la velocidad para el tiempo negativo coincide con la velocidad del tiempo positivo. Esa velocidad para la solución positiva es lo que llamamos “velocidad final”. Pero yo tenía una interpretación para el tiempo negativo. Geométricamente es fácil de ver porque la trayectoria que describe el objeto es una parábola y es simétrica. El análisis es mucho más sencillo con esta interpretación para el tiempo negativo. El Capi nos enseñaba a descomponer el fenómeno en dos pedazos solo considerando tiempos positivos. Un análisis cuando el objeto “sube” y otro cuando el objeto “baja”. Y era un planteamiento más complicado.
Una clase preguntó que quién pasaba al pizarrón a resolver este problema del libro de Giancoli. Yo levanté la mano para pasar y tenía una solución muy sencilla usando las ideas que describí arriba. Yo estaba muy orgullosa de mi solución. Cuando terminé me dijo: “Siéntate, está mal”. Yo le contesté que estaba bien y me disponía a explicarle por qué y proseguí mi explicación en el pizarrón. Entonces me empezó a gritar: está mal, cállate, siéntate, a ver que pase sultanito a resolverlo. Estaba humilladísima, me fui a sentar a mi lugar entre las risas de mis colegas.

3. Las revisiones de examen.
El Capi no te daba revisión de examen. Si tenías duda de tu calificación, tenías que acercarte con X, Y, Z ó conmigo, eramos cuatro los elegidos para revisar tu examen y verificar si en efecto estaba mal calificado. En ese caso, el alumno podía ir con el profesor para hacer la corrección. Está de más señalar lo irrespetuoso de su actitud con los alumnos y decir que obviamente X, Y, Z eran hombres.

Pero, Areli, ¿eso último que cuentas no está bien? Tu “te ganaste al profe” porque al final, pues tu sí eres una chingona. Siempre pensé eso. Hasta que me empecé a acercar al feminismo, gente con mucha mucha paciencia que sacrificó salud mental para hablar conmigo, explicarme con manzanitas y hacerme ver cosas que yo no veía.

En mi historia no les he platicado que yo tenía una ligera ventaja en casa, mi papá es Ingeniero Electrónico (y también estudió Ingeniero Civil). Siempre estaba para mí para discutir problemas y hacer experimentos, escolares y no escolares. También tenía una matemática en casa. Mi mamá es doctora en matemáticas, y le gritaba: Mamaaaa, la derivada de  es 2x, mientras hacía mi tarea antes de comer e irme a la prepa por la tarde. Siiii, me respondía desde la cocina. Yo nunca le tuve “miedo” a lo STEAM. Siempre ha sido mi gran pasión. Pero no todas las niñas tienen las oportunidades que yo tenía. Pocas llegaron a ese grupo de Ingeniería. Pocas llegaron a estudiar Matemáticas. Pocas trabajan en STEAM. Necesitamos ser más, motivar a las mujeres a aprender ciencia. Y no ayudan profesores poco éticos y poco profesionales, como El Capi, que sigue siendo una "Institución" en la mente de muchos. No, no está bien, amigos.

Para no terminar solo con mis historias que a algunos les habrán sido aburridas y mis quejas que a muchos les parecen sin sentido, les invito a todos y todas las que leyeron que piensen que lo que digo ES cierto. Es muy relevante reflexionar sobre la brecha de género hoy. Las estadísticas están aquí para consulta. Hay que cambiar esa parte del mundo que no está bien sin destruir lo que hemos hecho muy bien. Estoy a sus órdenes para cualquier asunto relacionado a lo anteriormente comentado o para apoyar propuestas constructivas, que es el siguiente paso. Y voy a las propuestas.

Para los y las que tienen hijas, sobrinas, primas, amigas interesadas en STEAM, les dejo ligas a grupos que se dedican a hacer divulgación de ciencia y tecnología. Acerquen a las niñas a estas áreas. Dedicar la vida a entender la naturaleza, el Universo y su lenguaje, las matemáticas, es una de las actividades más estimulantes y satisfactorias a las que una persona puede dedicar su única y corta vida. Finalmente se convierten en un mejor entendimiento del mundo que nos rodea y por lo tanto, mejora nuestra calidad de vida. Muchas científicas estamos comprometidas en que los ambientes cambien para las generaciones que vienen atrás. Las matemáticas (y cualquier ciencia) es un oficio que todas podemos aprender. No dejen que nadie les diga lo contrario. ¡Muchas gracias por leerme!