sábado, 19 de septiembre de 2015

Mujer al volante.

- ¿Qué opinas de la frase "Mujer al volante, peligro constante"?, me preguntó un compañero de trabajo.

Claro, tuve que contar hasta diez antes de responder y por mi mente pasaron sentimientos negativos y todo tipo de recuerdos hasta que encontré la respuesta...

Cuando tenía como 15, muchos de mis compañeras y compañeros de la prepa (que eran en general mayores por uno o dos años), tenían coche. Así que no faltaba ocasión para subirnos todos a un coche para ir a desayunar en lo que hacíamos un trabajo de la escuela, ibamos a apoyar al equipo de futbol, pasaban por mí para ir al cine, asuntos por el estilo. Alguns manejaban mejor que otrs, siempre observadora, me fijaba en lo que se decían sobre manejar y en el "estilo" de cada quien. Nunca me pareció que yo no pudiera manejar, mis amigas manejaban, casi todas mis tías manejaban. Mi mamá no maneja.

Mi papá me enseñó a manejar un poco después un vochito blanco que me heredaron. Me enseñó a usar "correctamente" el clotch, a pasar topes y a estacionarme entre dos grandes cajas (lección que perfeccioné en Gto capital). Mis recorridos eran cortos, usaba el coche para ir a la Fundación Down de Puebla por las mañanas, lugar donde hice el servicio social que los jesuitas organizan para los estudiantes de prepa.

Cuando terminé la prepa, vendimos mi lindo vochito blanco y con otros ahorros que hicimos, como no ir a la fiesta de graduación y no ir al viaje de generación en Acapulco más el préstamo de un tío, mi familia pudo instalarme felizmente en Guanajuato para que estudiara la Licenciatura en Matemáticas.

Unos años después me compraron un Pointer gris y con ese coche fuimos a todos lados, con el pretexto del hockey sobre ruedas, de tener ortodoncista en Puebla y de eventos de salsa. Varias veces visitamos Monterrey, Acapulco, Guadalajara, Puebla, San Luis Potosí, Morelia, Aguascalientes, fuimos hasta Díaz Ordaz, Tamaulipas y en una época casi cada fin de semana a Cortazar o León. En ese tiempo uno de mis amigos de la licenciatura me dijo que había mejorado mucho manejando.

Más o menos con 23 años, recuerdo que el veredicto era general. Todo mundo me decía que manejaba muy bien, que "manejaba muy bien para ser mujer". Me estacionaba en lugares donde solo cabía el coche y si iba con amigos, todos me repetían mucho esa frase y yo me sentía muy bien.

Después me dí cuenta que no era algo de género. Que simplemente yo había practicado mucho y que me encanta manejar. Y empecé a darme cuenta que muchos hombres manejan muy mal, ¿adivinen cuáles? A los que nadie les ha enseñado o no han practicado suficiente. Ese fenómeno lo ví mucho en Brasil, donde nunca manejé en seis años y me daba pavor intentarlo.

Mi paciencia se agotó cuando entré al mundo de las feministas. Te das cuenta que está muy mal que piensen que nosotras no podemos/sabemos manejar, de que muchos de ellos ni siquiera se enteran de que su comentario no tiene sentido, en esto de manejar, y en muchos otros... pero lo siguen repitiendo y se sienten hasta graciosos. Lo que no me gusta en mi nueva etapa, es sentirme enojada, es perder la cabeza con ese tipo de comentarios, pero a veces simplemente ya no lo puedo evitar. Así que tengo una respuesta prediseñada, la que usé con mi compañero de trabajo.

- Pienso que manejar bien no es una cuestión de género. Yo aprendí a manejar desde los 16 años y lo hago muy bien. Creo que es como todo, un asunto de aprender y practicar. Por ejemplo, ¿tu cómo aprendiste?"

- Yo en una camioneta Lobo del trabajo, ¡¡y NO sabía manejar, ehhhh!! Jajajajaja. Lo bueno es que era una camioneta del trabajo y no era mía.

Perdón, ¿cómo me había dicho? Mujer al volante, ¿el peligro era quién?

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